lunes, 4 de julio de 2011

¿Cómo saber cuando un político miente?

La imagen pública va más allá del aliño personal y vestimenta, también estudia el lenguaje no verbal de las personas, mediante el cual, se puede detectar cuando un político miente.   
Nuestro cuerpo comunica sin necesidad de decir una sola palabra. Y los seres humanos aprendemos durante la vida a descifrar gestos que denotan algún sentimiento, actitud o comportamiento. Muchos los detectamos con facilidad, como la alegría o la tristeza. Sin embargo hay muchos otros que pasan inadvertidos, y hay que entender el cuerpo humano para detectarlos.    
El comportamiento engañoso derivado de la mentira es el más difícil de descifrar, aunque la creencia popular diga lo contrario, por lo que algunos parámetros que nos ayudan a detectar la mentira en situaciones como una campaña política, donde los candidatos tienen la oportunidad de tocar las puertas de las casas para convencer a los ciudadanos o recurren a los medios de comunicación para pedir el voto. 
Las razones del voto tienen muchos orígenes y algunos de ellos muy ligados al comportamiento y apariencia del candidato. ¡Cuántos juicios no hacemos solo con cruzar miradas con una persona!
 
Aunque mucha gente cree que el político se siente más vulnerable en una entrevista en radio o televisión, la realidad es que el candidato es más endeble cuando está cara a cara con un potencial votante.   
Primero porque no está en territorio que pueda controlar. Segundo, por la incertidumbre al no saber si será rechazado por su anfitrión. Por lo que el saludo será el primer contacto entre ambos para detectar si hay aceptación. Candidato que se aproxime a saludar a un varón, debe de hacerlo con el apretón de manos fuerte, sólido y no muy corto, esto demuestra seguridad.   
La seguridad del candidato al saludar debe de demostrarse en la mirada fija en su anfitrión. Si el candidato divaga con la mirada, analizando el entorno, demuestra desconfianza y creará una barrera de comunicación, que aunque con palabras exprese su “comodidad”, su cuerpo dirá otra cosa y crecerá el rechazo por parte de su anfitrión.   
Si el candidato logra la aceptación de su anfitrión por la vía de una actitud segura, el paso siguiente es la comodidad entre ambos. Cuando ésta se da, lo más probable es que se geste un ambiente donde la mentira no cabe.  La comodidad genera que los tonos de voz se igualen, así como el ritmo de su respiración y se irá dando una cercanía entre sus cuerpos, es decir, con la comodidad se acercarán ambos entre sí  e inclinarán sus cabezas rumbo a la posición de su compañía, cuando esto pasa es que se ha logrado una mayor comodidad y ambos están receptivos. 
 
Esto es un símbolo distintivo de lo que comúnmente se le conoce como “química” entre dos personas. Cuando dos personas están en una atmósfera cómoda interactuando, se es menos propenso a la actitud engañosa. Estas muestras de armonía son más comunes en personas que dicen la verdad.    
En contraste, un mentiroso, por naturaleza buscará ocultar la mayor parte de su cuerpo para no evidenciar su actitud engañosa. Por lo que siempre buscarán usar objetos como obstáculos en la comunicación. Siguiendo con el caso de un candidato que visita una vivienda, y no logra superar su incomodidad, ésta se contagiará con su anfitrión y cuando busque expresar verbalmente la “comodidad” de estar visitando esa casa, veremos su expresión facial rígida y su mirada siempre en el reloj o las ventanas.   
Su cuerpo tenderá a girar hacia la salida, sudará y sus piernas estarán siempre inquietas y buscará distancia con su anfitrión y el menor contacto físico posible, esto como señal de que busca distancia u ocultarse. Además de que su expresión verbal se limitará a respuestas cortas. Incomodidad pura, misma que está conectada con el hecho de mentir.  
El potencial votante detectará, en situaciones así, expresiones faciales prolongadas como sonrisas, muecas o miradas y por lo general va acompañado de sacudidas de cabeza para demostrar afirmación que llevan retardo. Cuando esto sucede es también indicativo de engaño.   
El contacto visual es un cliché utilizado desde hace mucho para demostrar seguridad. El mentiroso profesional suele tener un contacto visual más prolongado para generar confianza. Así que mucho contacto visual es una alerta.   
Así que cuando reciba a un político en campaña en su casa, puede detectar estos sencillos parámetros para elevar su alerta y saber si le mienten. La mejor manera de saber cuando un político miente es tenerlo frente a frente con la menor cantidad de objetos posibles y analizar su lenguaje no verbal.   
Obvio, existen personas que mienten en la comodidad de una situación, así como lo hace el político, también lo puede hacer el votante. Pero este resumen de gestos y conductas han sido estudiadas a través del tiempo y en el 80% de las veces resultan ser positivas para el engaño.   
A unos meses de que inicien las campañas electorales, tenga esto en mente, ya que estas actitudes espontáneas delatan a un mentiroso.   
Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez  
Colaboración publicada en la revista impresa VozEnRed, edición de julio.  

Censura a Gustavo de la Rosa


Gustavo de la Rosa Hickerson, conocido en la frontera como “Pichu”, defiende a víctimas de violaciones a los derechos humanos desde 1972. Lo hace en Ciudad Juárez, Chihuahua, la ciudad más violenta del mundo. Dedicado a salvar vidas, me ha enseñado la centralidad de las víctimas para el ejercicio de nuestra profesión. 
Vive desde hace tiempo en El Paso, Texas, separado de su familia ante las múltiples amenazas de muerte que pesan sobre él, todos los días cruza la frontera y regresa a Juárez para trabajar como visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.

En los últimos meses fue pieza clave para desmembrar a una banda de policías federales dedicada a extorsionar y secuestrar. Entre sus expedientes se encuentran también los relacionados con los policías municipales que desaparecieron y asesinaron a cuatro jóvenes; una amplia investigación sobre los asesinatos a la familia de activistas Reyes Salazar y la violencia que han sufrido jóvenes universitarios de Chihuahua. 
Lo vi el pasado enero, en la conmemoración de la masacre de Villas de Salvárcar, comimos después en “Burritos Tony” rodeados de una escolta de cinco oficiales de élite de la Policía Federal. Empezaba el año y enumeraba las propuestas concretas para devolverle a Juárez un poco de paz. De la Rosa combina lo que en mi parecer debe tener todo defensor de derechos humanos: compromiso con las víctimas y claridad del contexto social.
Ayer hablé con él largo y tendido y me explicó que no podemos estar conformes con una ligera reducción de la criminalidad en Juárez, ya que aún se encuentra 16 veces por encima de un estándar aceptable y que las frías cifras representan personas de carne y hueso, muchas de ellas inocentes que pierden la vida, que son detenidas o privadas injustamente de su libertad. Además, los factores de la reducción en los delitos violentos se encuentran no solo en la acción de los gobiernos sino en el desgaste temporal de las bandas criminales.

Hace algunas semanas sentado en la mesa de Seguridad del programa “Todos somos Juárez” el gobernador de Chihuahua, César Duarte, le recriminó que en sus declaraciones públicas “hablara mal del gobierno”. 
Gustavo le respondió que siempre se ha reservado el derecho a opinar con base en la información que tenga disponible,  independientemente de que se trate del gobierno municipal, estatal o federal. Es cierto, Gustavo habla con alcaldes, gobernadores y hasta con el mismo presidente con el objetivo de resolver los casos bajo su defensa. 

Pero no tiene problema en sentarse con los militares si con ello puede resolver casos de violación a los derechos humanos. Habla con independencia siempre con argumentos. Reconoce las acciones acertadas de los gobiernos y denuncia con fuerza los abusos. 
Días después recibió por parte de José Luis Armendáriz, presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, un oficio donde se le prohibía realizar cualquier declaración pública a nombre de la institución o concernientes a las quejas que se interpongan. 
La determinación, si bien va dirigida a todos los visitadores, en realidad tiene como destinatario a Gustavo. Los otros visitadores no hablan porque nadie les pregunta. Hay historia en este intento de censura y es que aunque José Luis Armendáriz cuenta con un nombramiento de ombudsman del Congreso Estatal, no lo ejerce. 
Armendáriz, fiel a los designios del gobernante en turno, le ha incomodado la independencia de “Pichu”. Intentó despedirlo y no lo logró gracias a la defensa de Gustavo en tribunales. Le ha reiterado todo apoyo administrativo y de oficinas, al grado que De la Rosa despacha un pequeño cubículo prestado por la Fiscalía General de Justicia.
Lejos de los manejos de la clase política y sus negociaciones, quienes pierden al censurar a un defensor de derechos humanos son las víctimas de la violencia. Todos los días Gustavo de la Rosa informaba a los medios de comunicación sobre las denuncias que recibía.
Es la denuncia pública de los casos lo que me ha permitido en muchas ocasiones, salvar vidas y contener y procesar a los delincuentes, me dijo ayer.

La instrucción de silencio de José Luis Armendáriz no solo refleja su pequeñez ante la estatura y la trayectoria de Gustavo de la Rosa. 
Refleja la claudicación de quienes encabezan las instituciones en la defensa de los derechos humanos y su subordinación a los vaivenes políticos.
Por Jesús Robles Maloof
Colaboración publicada en la revista impresa VozEnRed, edición de mayo.

La nueva plaza está en la red



En lo referente al uso que se da al acceso a Internet se tiene registro de que organizaciones criminales utilizan este medio como herramienta, medio de comunicación y propaganda de la actividad delincuencial.
Grupos criminales organizados, han encontrado en las redes sociales el vehículo idóneo para enviar y recibir mensajes, lejos del escrutinio de las autoridades, prácticamente con total impunidad.
Dado que Internet carece de regulación, redes sociales como MySpace, Facebook, Twitter, Hi5, Sonico, Youtube –por citar los más conocidos– tendrían que aplicar el principio de autorregulación rigurosamente; a decir de Alberto Enrique Nava, director de Investigación del Instituto de Ciencias Penales, los traficantes de droga encontraron en la tecnología, un camino más para hacer apología de su labor”.
El investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, Leobardo Hernández al respecto apunta “Los grupos criminales utilizan las redes sociales para amenazar, obtener información de sus víctimas o evadir la acción de las autoridades”.
Esto enfrenta de por si, complicaciones que rebasan el terreno legal, los servidores de MySpace, así como de otras redes sociales, se encuentran fuera del territorio mexicano.
Cabe hacer mención que la Secretaría de Gobernación (SEGOB) a través de la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC), ha recurrido a campañas para disminuir, al menos en el caso de los “narco-corridos”, la difusión y expansión de la “narco-cultura”.
Algunos usuarios de redes sociales como Twitter y Facebook en Nuevo León, Tamaulipas, Sinaloa y Morelos, consultan estos espacios para conocer qué ocurre en las calles antes de salir, se ha vuelto común ver circular mensajes como "#Ejército patrullando #sanfernando con retenes imprevistos... buen día a todos".
Informarse sobre balaceras o persecuciones es uno de muchos usos, refiere Leobardo Hernández, y nadie duda del beneficio de las redes sociales al respecto, no obstante implica muchos riesgos, porque se expone información privada en un foro público.
Por otra parte contrasta la presencia cada vez mayor de los criminales en la red, con la ausencia de información oportuna y puntual por parte de las autoridades como fuente oficial. Al respecto el doctor Gabriel Pérez Salazar, Secretario Académico del Programa de Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), apunta al caso concreto de Cuernavaca, Morelos donde la influencia de las redes sociales entre la población, se ha visto robustecida.
Señala Pérez Salazar que los mensajes difundidos a través de las redes sociales, provoca temor y llegó a vaciar las calles de esa ciudad en diversas ocasiones, el contenido de los correos, “tweets” y “posts“ que han recibido el calificativo de “narcospam”, fortalecen el clima de inseguridad presente en diversas regiones del país, principalmente al norte.
Páginas y perfiles creados desde el anonimato, están abiertos a los internautas de todas las edades, se han convertido en foros en los que se exalta la “narcocultura”, o donde bandas antagónicas se dedican amenazas. Este es el medio que han escogido para expresarse, terreno donde la SEGOB carece todavía de algún tipo de control.
La Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI) presentó en mayo pasado, el resultado de su séptimo estudio sobre los hábitos de los internautas en México, y que incluye datos estadísticos emanados de fuentes como el Consejo Nacional de Población (CONAPO), el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL), y el departamento de investigación online de la empresa Elogia.
El documento que puede ser descargado en formato PDF desde Internet, revela que en 2010 el número de internautas alcanzó los 34.9 millones, de los cuales el 51% son hombres y 49% mujeres. Sobre redes sociales: 6 de cada 10 mexicanos con acceso a Internet participa en ellas diariamente (61%).
En 2005 el número de internautas en México oscilaba entre los 17 y los 18 millones, hoy son casi 35 millones.
De estos casi 35 millones, el 3.4% corresponden a Chihuahua, lo que significa que la penetración de Internet es del 35%; la entidad con el mayor número de internautas es el Estado de México con 14.9% y una penetración del 36.2% en los hogares mexiquenses (INEGI).
Por una parte, el legislativo discute el Acuerdo Comercial Anti-piratería (Anti-Counterfeiting Trade Agreemet, por sus siglas en inglés) que pretende regular la propiedad intelectual en el mercado global, con evidentes huecos legales y posibles violaciones a la privacidad de los usuarios de la red de redes, en ese afán de proteger a los creadores, y por otra parte, resulta insuficiente el esfuerzo de la policía cibernética que está más enfocada al combate de los delitos de carácter sexual, tales como la pedofilia y la trata de personas, que aunque no son problemas menores, no son los únicos aunque sí muy graves.
De aquí la importancia de conocer los contenidos a los que acceden principalmente nuestros hijos y apartarlos de ciertos caminos en el ciberespacio, pues la nueva plaza está en la red.