jueves, 30 de junio de 2011

Editorial - Elecciones Estado de México

El momento de las definiciones llegó para el Estado de México, no obstante los comentarios de Alejandro Encinas, dejan mucho en qué pensar pues sugieren que tiene prevista su derrota y al mismo tiempo contemplados los recursos a interponer ante la autoridad electoral o, cuando menos, ante los medios de información para “impugnar” o descalificar esos comicios.

El hecho es que en diversas encuestas los puntos de diferencia entre Eruviel Ávila y sus adversarios se mantuvo constante y a distancia considerable de estos, incluso cuando en los debates aparentemente era Alejandro Encinas quien daba una mejor impresión. Esto habla de que un candidato puede pertenecer a un partido determinado, tener un buen manejo de imagen ante el electorado, dominio sobre los temas y aún así, carecer de la simpatía de los votantes, tan esencial en las urnas.

Se puede buscar la explicación a esto, lo único cierto es que la clase política recibe las lecciones más duras a través de los votos, indicadores claros de lo que quiere el ciudadano y al que por años se le ha dado la espalda una vez que se logra una victoria. La democracia aunque incipiente aún, permite cambios y los partidos ya han experimentado en su momento tanto el éxito como el fracaso, algunos aprenden de sus errores y otros continúan cometiéndolos.

El michoacanazo o el caso de Jorge Hank Rhon son dos circunstancias ilustrativas de ello, en las que se procedió desde el inicio (de acuerdo a lo que ha sido revelado por la propia autoridad), sin información, fundamento, inteligencia, y con acciones que han derivado inevitablemente en la liberación de los presuntos inculpados, ante la incapacidad de una autoridad federal para demostrar cada una de las acusaciones por las que supuestamente se detuvo a las personas.

La antesala de 2012 es el Estado de México, y un indicador de lo que podremos esperar el próximo año para la sucesión presidencial.

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